domingo, 25 de diciembre de 2011

Todo estará bien al final, si no está bien, es que no es el final.

Y allí estábamos bailando, estábamos rodeados por decenas de personas pero era como si solo existiéramos él y yo.
No nos conocíamos, era la primera vez que nos veíamos .Llevaba toda la noche mirándole y él mirándome a mí, aunque cada vez que se encontraban nuestras miradas los dos las apartábamos rápidamente. Hasta que se decidió, se acerco a mí y simplemente dijo “Quieres bailar”, yo no podía dar crédito a lo que oía así que no podía articular ninguna palabra y simplemente asentí con la cabeza.
Yo era un poco patosa para bailar, pero con él todo era tan fácil, era como si siempre hubiera hecho eso, era como si fuéramos uno.
Sin duda aquella fue la mejor noche de mi vida y ahora veinticinco años después, la recuerdo como si hubiera sido ayer.
Después de aquella noche no nos volvimos a ver, ni siquiera nos dijimos los nombres, queríamos que todo fuera mágico y perfecto por una noche. Queríamos tener el recuerdo perfecto.
Nos equivocamos, me equivoque, porque sí , era un recuerdo perfecto y maravilloso pero también cada vez que lo recordaba sentía una punzada en el corazón pensando en todo lo que hubiéramos podido ser y hacer.
Todavía siento el dolor, sí, cada uno rehízo su vida con otra persona diferente pero lo nuestro era un lazo tan fuerte que nada ni nadie podía romperlo.
Ayer me enteré de que él había muerto hacía dos semanas y me hizo recordar aquel intenso sentimiento y me arrepiento, me arrepiento mucho de no haber luchado por lo que quería.
Los dos fuimos demasiado cobardes y ahora es demasiado tarde para arrepentimientos, quizás nos encontremos en otra vida y todo sea diferente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario